Latinoamérica avanza en electromovilidad, pero enfrenta desafíos clave

La transición hacia la movilidad eléctrica en América Latina está en marcha, con Chile y Perú como referentes regionales en la implementación de tecnologías de transporte sustentable. Sin embargo, la región aún enfrenta retos en infraestructura, costos y regulación, lo que exige una mayor coordinación entre los sectores público y privado.

Chile ha consolidado su liderazgo en electromovilidad con una flota de 2.480 buses eléctricos en Santiago, cifra que aumentará en 2025 con la incorporación de 1.267 nuevos vehículos, gracias a la primera licitación 100% eléctrica realizada a fines de 2024. Con esta medida, el país adelanta en diez años su compromiso con la reducción de emisiones y refuerza su posición en la región.

En el caso de Perú, la adopción de vehículos eléctricos ha mostrado un crecimiento sostenido. En 2024, se vendieron 6.603 unidades, elevando el total a más de 16.000 vehículos eléctricos en circulación. Esta tendencia refleja el creciente interés del país en reducir su dependencia de combustibles fósiles y fomentar el desarrollo de un transporte más limpio y eficiente.

No obstante, la electromovilidad en la región aún enfrenta barreras significativas, como la falta de infraestructura de carga, los altos costos iniciales y la necesidad de fortalecer la regulación. Según Anderson Gómez, gerente comercial de Schneider Electric, “la transición a la movilidad eléctrica no solo responde a una necesidad ambiental, sino que representa una oportunidad para repensar las ciudades y mejorar la calidad de vida de sus habitantes”.

Para abordar estos desafíos, Schneider Electric ha desarrollado soluciones innovadoras, como su plataforma EcoStruxure, basada en el Internet de las Cosas (IoT), que optimiza la eficiencia y disponibilidad de la carga eléctrica. La empresa busca fortalecer la movilidad urbana y la infraestructura del transporte en túneles, aeropuertos, puertos y ferrocarriles, promoviendo un modelo sostenible a nivel regional.

A pesar de las dificultades, América Latina sigue avanzando en electromovilidad, con la perspectiva de un futuro más sostenible y ciudades mejor conectadas, donde la tecnología y la innovación jugarán un rol clave en la reducción de emisiones y la modernización del transporte.